El cine coreano en 2011 estuvo, a grandes rasgos, marcado por 4 fenómenos: el surgimiento de una nueva generación de actores, el éxito comercial inesperado de producciones que muy poca expectación suscitaron antes de su estreno, el cine independiente que este año fue la cuna de actores y directores estrella, y las películas en 3D.
“La nueva generación”: los actores en sus veinte
Wandeuk. Eres Mi Mascota. Amor y Dinero. ¿Qué tienen en común estas películas? Que todas cuentan con un actor joven en sus veinte en el papel del personaje principal.
Una tendencia que marcó claramente el cine coreano en 2011 es la aparición de estos actores jóvenes que son menores de 30 años y que tienen un brillante futuro en el mundo de la actuación. Esta tendencia es referida como “el nacimiento de una nueva generación” y es considerada un fenómeno que se contrapone al gran protagonismo que hasta ahora han ostentado en la pantalla grande surcoreana los actores que ya han entrado en una etapa de madurez, de la franja de edad de entre 30 y 50 años, y de quienes los más representantivos son Ha Jeong Wu, Ryu Seung Beom, Kim Yun Seok y Song Gang Ho.
Sin lugar a dudas, la emergencia de esta “nueva generación” ha inyectado este año en el cine coreano un aire joven, más dinámico, y los resultados de ello se han visto en la taquilla. El ejemplo más claro es el largometraje Wandeuk que gracias a la chispa, la frescura y la fuerza de juventud de su actor protagónico Yu A In ha logrado atraer a más de 5 millones de espectadores en menos de 2 meses de estar en cartelera.
Éxitos taquilleros inesperados
A lo largo de 2011 dentro del ámbito cinematográfico surcoreano ha llamado la atención el éxito inesperado de producciones, que fueron contra los pronósticos y se convirtieron en algunas de las más taquilleras del año. Ejemplos más claros de esto son la comedia Sunny y la película de época Arco, el Arma Definitiva.
En primer lugar, Sunny del director Gang Hyeong Cheol se estrenó el 4 de mayo. Siendo una producción de un presupuesto relativamente modesto y un elenco carente de grandes estrellas, el largometraje atrajo muy poca atención antes e inmediatemente después de su estreno. Sin embargo, los rumores de que la obra era graciosa, entretenida y al mismo tiempo conmovedora corrieron rápidamente de boca en boca y las salas empezaron a llenarse. A partir de ello, la popularidad de este película creció rápidamente dando lugar, incluso, al nacimiento de una “cultura retro” que indujo a las generaciones mayores a recordar la música, la ropa y los objetos que estaban de moda en su época de juventud y a las generaciones jóvenes a interesarse más por ese pasado.
La segunda producción que logró un éxito comercial inesperado fue la película de época Arco, el Arma Definitiva del director Kim Han Min. Reuniendo a más de 7 millones 500.000 espectadores, el film se convirtió en el más taquillero de 2011, siendo el secreto de su éxito el rápido desarrollo de su historia, el hilo de tensión narrativa que en ningún momento se afloja y las escenas de acción minuciosamente diseñadas. Por supuesto, al excelente resultado contribuyó también el reparto de la película liderado por los actores Park Hae Il y Ryu Seung Ryong y la actriz Mun Chae Won. Este año los tres obtuvieron respectivamente un Drazón Azúl o premio cinematográfico Cheongryong por su actuación en Arco, el Arma Definitiva.
Cine independiente: cuna de directores y actores estrella
Un fenómeno digno de mención este año dentro de lo ocurrido en el ámbito cinematográfico surcoreano es también es la notoria presencia que tuvieron las películas independientes de bajos presupuestos. Si bien todavía es triste la realidad del cine independiente de Corea en la que muchas producciones no llegan siquiera a dar a conocer su puesta en cartelera, en 2011 hubo noticias que merecen ser destacadas. Y son sobre películas independientes que alcanzaron atraer a 10.000 espectadores o más, como Centinela del director Yun Seong Hyeon y Los Diarios de Musan del director Park Jeong Beom.
Los Diarios de Musan, dirigido y protagonizado por Park Jeong Beom, es catalogado “el descubrimiento del año”. Con este largometraje, su realizador y actor principal, Park Jeong Beom, se convirtió en una de las personalidades más importantes del cine coreano en 2011, sobre todo, al recibir más de una quincena de premios en diferentes festivales cinematográficos internacionales. La película ilustra la lucha de un desertor norcoreano por adaptarse a la sociedad surcoreana y la cara de frialdad que la mega ciudad de Seúl muestra a los forasteros.
Centinela del director Yun Seong Hyeon, en tanto, se coronó como la película independiente más taquillero de este año al ser vista por más de 20.000 espectadores. Incluso a petición del público que no llegó a disfrutarla el film se puso nuevamente en cartelera. Por su parte, su protagonista, el actor Lee Jea Hun, acaparó la atención tanto de los productores como de los espectadores al ejecutar una actuación formidable en esta cinta. Su trabajo en Centinela le dio la oportunidad de participar en una producción mucho más grande, en concreto en la película de guerra Gojijeon o La Línea del Frente, así como el honor de recibir el galardón al Actor Revelación del Año en la entrega de los Premios Drazón Azul.
Películas surcoreana en 3D: retos y perspectiva
Tras el estreno y el éxito mundial de la película Avatar de James Cameron, la industria global de cine ha visto un explosivo auge de producciones en 3D. Y la industria cinematográfica surcoreana tampoco ha querido quedarse atrás en lo que a esta nueva corriente se refiere. En este contexto, se estrenó en el mes de agosto Sector 7 del director Kim Ji Hun, la primera película coreana en 3D.
La película Sector 7 fue un fracaso comercial. Aunque contó con un presupuesto de 10.000 millones de wones, la cinta no logró acaparar las miradas de los espectadores. Encima fue objeto de pésimas críticas debido a sus efectos especiales en 3D poco impecables y su débil narrativa. En cuanto a lo último, es decir al argumento poco pulido de la película, ni los productores ni el director Kim Ji Hun podrán dar excusas. Sin embargo, sobre la pobre calidad de los efectos especiales, podrán ellos encontrar una justificación en la falta que existe en la industria cinematográfica surcoreana de equipos, infraestructuras y recursos humanos de filmación en 3D. Al respecto, los profesionales coreanos dedicados al séptimo arte afirman que actualmente las producciones nacionales en 3D no se realizan con cámaras de filmación en 3D. La situación da a entender que, si la industria cinematográfica surcoreana desea acoplarse al auge del cine 3D iniciado en Hollywood, deberá esforzarse por consolidar las infraestructuras necesarias para ello. De todos modos, las películas 3D son solamente una opción, lo cual quiere decir que con o sin ellas el cine coreano puede ser atractivo, siempre y cuando arroje propuestas propias en términos de formato, narrativa o estilo.
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